A lo lejos el sol comienza a salir, el horizonte se tiñe de tonalidades de rojo y naranja, es un nuevo comienzo para el día, y un nuevo comienzo para nosotros. Nos alejamos lentamente, abandonamos esas tierras que nos vieron nacer, buscando un nuevo hogar… Donde los lazos de familia no puedan alcanzarnos.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Fracture

Titulo: Fracture
Rating: NC17
Genero: Romance
Parejas: Yunho x Jaejoong
Advertencias: Violencia, Alto Contenido sexual
Sumario
La vida se pintaba negra así que tal vez y solo tal vez ese color se borraría un poco luego de aquella noche. 
O se oscurecería aún más... 
Era el momento de dejar de ser un idiota inmaculado. 
"Vas a Arrepentirte Yunho" 



.





“Fracture”





Suavemente dejo caer mis preciosos cabellos sobre el pálido rostro que me envuelve llegando a la conclusión ínfima de que si algún alma bondadosa pudiera mirarme pensaría insanamente que era una criatura preciosa venida desde los altos cielos para traer paz y amor desbordante.

Palabras, palabras, palabras.

Nadie puede ver al afligido virgen escondido bajo la fachada omnipotente de niño popular que se remueve las entrañas esperando a que alguien se diera cuenta de varias cosas subliminales y le ultraje en frente de toda la universidad, especialmente un chico conflictivo.

El repudiado social, Jung Yunho.

“¿Qué es lo que te sucede? Hace mas de dos minutos que estoy hablando a una pared.” Una voz gruesa raspando en virilidad me quitó del ensimismamiento para traer la conciencia nuevamente a la cruel, brutal y despiadada realidad. Mi naturaleza reprimida.

“¿No conoces la importancia de mis pensamientos al analizar la sociedad anarquista de los hipocampos? Estoy en mi cerebro tratando de resolver aquel misterio y tú como si nada piensas en molestar a mis cavilaciones.” Y fue como un soplo de cordura dolorosa cuando sus ojos se achicaron en unas medialunas riendo frente a lo subnormal de la respuesta. Mi pobre corazón se contrajo comenzando a dar pálpitos demoníacos, esos que hacían pensar que estallaría arteria por arteria.

Yunho se encontraba frente a la banca donde antes me hubiera recostado, acomodándome la melena suavemente mientras jugaba con las formas de las nubes creando variaciones e intentando limitar el aburrimiento, fracasando en el intento. Es que me había cansado de pensar todo el maldito día en mi compañero de cuarto, constatando las afueras de la universidad al ver pasar al alumnado frente a mí, saludando y observándome con adoración.

“Dime lo que estabas diciéndome.” Susurré reafirmando mis ademanes endureciendo la voz al tono indiferente, Yunho a pesar de ser cuasi un asesino siempre me daba lugar a tratarlo mal, mofarme de él, farfullar conél, era en lo que Kim Jaejoong era exclusivo para él; me encantaba hacerme a la ilusión de que bajo ese destripa cuerpos de chicas había un deseo sexual por su amigo, no obstante, era ilógico arriesgar esa hermandad de machos por mi calentura añeja homosexual.

Nunca podrás cambiar ese sentimiento.

“Esta noche necesito que abandones el cuarto por algunas horas” Y me quedé a cuadros. Eso fue un golpe bajo. “Voy a encontrarme con alguien y necesito privacidad. Solo por hoy ¿Entiendes cierto? ” ¡Solo por hoy! ¡Ni por hoy ni por nada maldito hijo de puta! Prometimos nada de mujeres en el cuarto, no allí donde se encuentran todas nuestras memorias. No, no y ¡No! ¡Mierda!

“¿Con quién vas a estar?” Pregunté ocultando las sensaciones dolorosas y traicioneras que me recorrían. El estaría con una mujer en nuestro cuarto importándole muy poco lo que pensara. Cuando la gente dice cosas de ti tendré que aprender a creer en ellas bastardo. Jaejoong, cada año que pasa te vuelves mas estúpido, tanto que das lastima.

“¿Curioso? Pensé que mi vida privada te tenía sin cuidado, pero en fin, no la conoces así que descuida.” Frunció el ceño demostrando la incomodidad que nos había rodeado.

No preguntes nada mas.

“Esta bien, veré que hago en la noche” ¿No te importa lo que haré? ¿Con quien iré? ¿De verdad no sabes lo que siento por ti infeliz?...

Habían días enteros en los que pasaba haciendo analogías sobre mis acciones y estados de animo no fijándome ni encontrando estrías concretas, cayendo siempre en las mismas mentiras cantábricas. Difícil resultaba insinuarle, remarcarle mis orientaciones sexuales, el enamoramiento irrevocable que me ataba a todo su ser, ese que tras persianas de espasmos en las noches crecía estéril, difuso por no concretarse,

Hacerse amor correspondido.

¡Que hombre! Lindo, arrogante, impulsivo, con la mirada mas fiera que las centellas. Ese era Jung Yunho, el único que sacaba la tristeza y la felicidad desde lo mas hondo de mis entrañas.
Impulsivamente di vuelta la cara marchando hacia la clase que tenia delante, olvidándome de él y pensando seriamente en la noche. Nunca tenía planes por las noches.

Kim Jaejoong, sinónimo de homosexual reprimido, en la universidad conocido por la mirada mundana y calculadora que inspiraba frente a todos. Muy diferente a Yunho que era la gran excepción, la mayoría de la población le temía observándole apaciguados, despreciándole, creyendo en los dichos sobre su salvajismo interior. No entraba en sus raciocinios que el joven mas pulcro del establecimiento fuera el mejor amigo de un asesino cereal como supuestamente él lo era. Ellos no tenían mis ojos, omitían su hermosa personalidad oculta, la que siempre demostraba estando conmigo. Solo conmigo. Ni las mujerzuelas con las que andaba conocían eso de él.

El único que te merece soy yo.

¿Como decirlo? El día en que llegó a la preparatoria baja sentándose a mi lado diciendo que si no le daba mis apuntes me golpearía al terminar la jornada escolar, marcó solo el principio. Me quedé estático, obnubilado por su aterradora mirada de animal enjaulado, tanto que deseé ser la personas que lo liberara brindándome como cena.

¡Oh si! Hasta los huesos mi amor.

Felizmente recuerdo como silencioso fue ablandándose, aceptando mis palabras hermosas, recibiendo mis cuidados en los momentos que una pelea le ocasionaba daños dolorosos. Siempre al pie de cañón, sin fijarme en las acciones, en sus arranques, sin pensar en lo que sus padres y los míos decían hacia esa amistad que se formaba con cimientos irrompibles. Yo me gané su respeto, es como un perro fiel que siempre me cuida desde la sombra.

Siempre fui conformista con aquello, pero siento que llegué a mi limite.

¿A esto se le llama tocar fondo?

Compartimos nuestras vidas de una manera subliminal, cancerígena, los dos sabemos que no podemos vivir sin el otro pero... ¿Hasta cuando? Hasta que él encuentre una persona mejor que yo, un ser que le pueda dar miles de cosas que yo no puedo.

Ese pensamiento triste me heló la sangre.

Nunca me consideré entre esas personas que se ensimismaban cuando querían conseguir algo, luchando hasta regocijarse en el estiércol de placer; con Yunho las cosas sucedían de distintas maneras; anteriormente anhelaba una vida normal, buen sueldo, buena familia, buenos amigos... ahora es él, solo él y nada más que él. Quiero tenerlo entre mis brazos para monopolizarlo, que su mirada me penetre hora a hora gastando mi figura tiritante. Dormir juntos, entrelazados, haciendo el amor hasta el cansancio. Y un beso, solo un beso quiero de su boca, que cuando suceda volviéndome adicto a ella sus labios y los míos persistan en el infinito, conectados con sorna, fuego y candor tratando de llenar mi cansado corazón. Ese cansancio que duele admitir, ese que las lágrimas frecuentes debilitan, participantes en aquella ilusión llamada amor frustrado.

Últimamente ningún día era la excepción de abandono por no tenerle.

Unos pasos alertaron los sentidos disponiéndome a mirar quien se encontraba detrás, rompiendose las ilusiones al tropezar con que Yunho no me había seguido. Parpadeé en el silencio propicio un par de veces hasta poder saludar al individuo que últimamente me acosaba la mayoría del tiempo. Era un estudiante un grado mayor de economía. El estaba empedernido con mi presencia, empleando cada minuto libre de su día para hablar o sacar conversaciones fútiles que le brindaran algún dato sobre mí, y claro, me parecía lo menos interesante saber sus intenciones...

El quería tener una relación tanto sentimental como sexual. Era lo que a muchos hombres le llamaba la atención de mi etérea apariencia.

Pregunté que era lo que necesitaba y después de dar largas vueltas propuso acompañarlo a una fiesta en la noche. Sonreí por la conveniencia de la invitación sin pensarlo dos veces, recordando luego que a Yunho el muchacho no le caía para nada, era como si en el pasado hubieran tenido conflictos que desconocía.

Si a ese tonto no se le daba por explicarme a mí tampoco se me daba por escucharlo.

Sacudí la cabeza de manera afirmativa desapareciendo de su vista, gritó eufórico que luego de clases me pasaría la dirección y rezongué por lo subnormal del momento. Me entristecía enormemente llegar a la conclusión de dejar de pensar siquiera un segundo en Yunho, solo por unas horas, unos días, un buen tiempo; olvidarme de ese sagrado lunar abriéndose ante mí como una flor sobre la estación al susurrar aquellas escuetas palabras que algunas veces escuchaba y otras no. Dejar de estar perdido como un turco en la neblina de la incertidumbre y poder dirigir la atención a otras cosas, otras personas, quizá a otro chico. Darme definitivamente la oportunidad de estar en paz con la desesperación interminable y maldita.

Al momento de sentarme tras de todos lo menos que hice fue escuchar al profesor; las cuestiones que importaban a mi estima eran las de ¿Qué hacer en una fiesta con desconocidos? Repetirlo incansablemente ayudó a caer en cuenta de la descabellada situación.

¡Por todos los cielos! ¿Desde cuándo sales con personas que no te interesan? ¿Con hombres? ¿Con tipos que quieren meterse en tu culo? La desilusión de enamorarse llegaba a tales extremos, rememorando que eso no sería buena idea. A pesar de todo estaba muy orgulloso de mis dos décadas de castidad. Que sólo mis ojos pudieran verlo a él era una gran muestra de inocencia.

No podría embarrar aquello con dicha estupidez de asistir a un lugar con entraños.

Graciosamente acudieron algunos recuerdos absurdos de mi vida.

El día en el cual me estremecí al ver su rostro obsoleto lleno de lastimaduras. El sólo se había topado con un tipo y un absurdo comentario hacia mí, segundos después ellos estaban tirados en un asfalto calurosos riñéndose con puños y sangre. Nosotros teníamos 16 años, fue cuando descubrí que Yunho estaba loco, ayudando a mi libido a explotar junto con la furia acumulada. Esa noche eyaculé imaginando sus labios quebrados y los moretones que personalmente curé.

¿El era el loco por ser agresivo o yo lo era por fantasear con esa bestia?

Recordé también cuando protagonicé una escena de celos por faltar a uno de mis cumpleaños, el se había encontrado con una de nuestras compañeras de colegio y prefirió abandonarme. Lloré como un niño malcriado, exigiendo con manotazos de ahogado que pidiera disculpas, que reconociera su error, que me dijera que aún seguía siendo lo más importante para él y por dentro, muy adentro, sintiendo lastima de mi iracundo amor adolescente.

Patético, inmoral, insípido, frustrante...

Todas esas escenas locas corriendo por mi mente demostraban que ninguno de los dos era saludable. Eramos todo menos personas corrientes.

Nadie en el mundo podía sentirse mas miserable al punto de odiarlo por no elegirme, por explotar mi amistad y mis sentimientos embarrados en la ignorancia, haciéndole ver como un villano que me estaba asesinando sin saberlo.

Tramo a tramo escribiendo los pasos hacia mi muerte. Extremista pero cierto.

Corrí por las escaleras deseando resbalar quebrando hasta el último hueso sano sin conseguirlo; llegué firmemente a la azotea sintiendo el viento helado cortar con las articulaciones de mi rostro inmaculado. Respiré junto con esa ventisca que se llevaba mi gimoteo con la brisa otoñal.

“¡Ahh! ¡Maldito seas!” Inhalé, exhalé, inhalé nuevamente para luego exhalar y sin embargo el poder de la angustia se llevaba mis fuerzas impidiéndome respirar. Me calmé esperando a que los pulmones retomaran fuerzas pero como la caricia de un ángel el dolor en mi pecho se dilató comenzando a funcionar acompasado. Mis labios morados como una fruta también quisieron volver a adquirir el color de la clandestinidad que lo caracterizaba.

La espalda chocó contra la pared deslizándose por ella, el instinto de supervivencia hizo que irónicamente por inercia prendiera un cigarrillo para llevármelo luego a los labios. Una nube de humo voló con el soplido de la estación pareciendo una melodía irritante a oídos de un sordo. El palillo que se escurría por mis dedos eran casi tan insignificante como mi alma moribunda y ese pequeño esqueleto bursátil entre mis dedos decía que era momento de renunciar, dedicarme solo a mí sin él de por medio, que dejara de mirarlo entre las distancias con expectativa, con deseos de que comiera hasta mis entrañas.

Anhelando un sentimiento que tal vez Yunho no estaba dispuesto a corresponder.

Después de todos aquellos años sádicos analizando nuestras cercanías horrorosas y los lazos que nos unían era momento de vivir una vida. Común, corriente, monótona y lejos de Jung Yunho. Apartado de su figura en la cual se extraviaban todos mis sueños y anhelos. ¿Cuáes eran mis sueños?. Los olvidé.

Ciertamente el amor cura cualquier herida, pero no olvidemos que es el responsable de abrirlas y dejar que se pudran...

Y en aquel efímero momento de angustia abrasadora el deseo de que nunca hubiera entrado en mi vida me consumió tan rápido como ese cigarrillo desaparecía entre mis labios y las calientes pero muertas cenizas bailaban con los soplidos frescos.

“Supongo que sucedió algo realmente terrible para que te encuentres en dicho estado deplorable” Sucedió tu sonrisa, esos pequeños ojos que me consumen en su mirada, sucedió la piel de tus dedos que se clavan en mi retina con clavos oxidados, dejando el inmenso vestigio herido que me impide respirar o articular las palabras de mi martirio colosal.

“Yunho... Hay días en los que quisiera desaparecer. Que nadie, ni siquiera tú, pudieran traspasar las murallas de mis pensamientos.” Necesito que te vayas para olvidar, porque al permanecer junto a mí me enamoras aún más. Noté como sus cejas se contrajeron en disgusto ya que eran contadas las veces en que recibía tales afirmaciones de mi parte.

“¿Qué hice para que reaccionaras de ese modo? Tu estás tan extraño hoy y... !Ni siquiera me miras! !Si no quieres que traiga una puta a la habitación solo dílo!” Dolió, su franqueza me atravesó sin aviso alguno aunque el cansancio sería oportuno en esta situación. Ya no tenía fuerzas de pelear con él. Me quedé estático viendo al cielo sin contestarle por eso solo se dispuso a sentarse a mi lado, chocando nuestros cuerpos y haciendo que aún sobre la ropa sintiera el ardor tan caracterizador que se impregnaba en mis venas corrosivas.

Maldición Yunho, desaparece...

Y como si el diablo hubiera escuchado mis suplicas divisé unos dedos finamente perfectos asomarse por el umbral de mis ojos apagados hasta quitar de mi boca aquel cigarro casi consumido. Maldecí en silencio. A diferencia de las mías, descuidadas y resecas, sus manos mantenían ese semblante bondadoso que solo yo podía ver en su persona; sin dudarlo, todos a nuestro alrededor, incluidos sus padres y los míos, pensaban que él era un chico retorcido, veían el pavor en esas magnificas manos que para mí podrían llegar a convertir lo insano en algo meramente glorioso.

Tal vez pudieran llegar a convertir mi cuerpo inmaduro en un grandioso ceño de curiosidad inmaculada.

Le dio una última calada al cigarrillo para luego tirarlo pisándolo con la punta de sus zapatillas. Lo hizo con tanto odio infinito que creí estar viendo su esencia en el ático de mis ojos. Yunho era incluso mas enigmático que yo. El tiempo se detuvo en su mirada feroz cuando obligó a que le prestara atención atrayendo mis ojos apagados desde la mandíbula, sentí sus dedos suaves y tibios en aquella parte mundana. ¿Qué mierda hace? El me observa como si fuera mi padre, esperando a que le cuente los debrayes pubertos que me atormentan, conteniendo esa mirada que siempre detesté ya que en ella se refleja el hecho de su ilimitada bondad que me quema el pecho como una brasa depuradora.

Me estoy muriendo. El aire se torna vicioso y maligno a mi alrededor.

“¿Vas a contarme?” Su frente chocó con la mía siendo esta su manera de comprobar mi temperatura. El se transformaba cuando se trataba de mí. ¿Podía otra persona ser tan hermosa como él? Me estremecí.

“Estoy cansado... Eso sucede...” Y cuando el horror se perfiló en sus ojos chocolate, como una ráfaga el estruendo de una puerta nos alertó como bólido aturdiendo nuestro silencioso encuentro. En el umbral divisé la silueta de Kim DoHyun nada contento al ver a la persona a mi lado. Eso me pareció una terrible sátira.

“Ese maldito de DoHyun...” Escuche casi imperceptible escapar de sus labios e inmediatamente vi su semblante ensombrecerse. Un espiral de escalofríos recorrió mi piel al verme de pronto en medio de dos auras perturbadoras. Un interrogante me cohibió.

“Sabía que estarías aquí Jaejoong, cuando puedas necesito hablar contigo.” Pasó monumentalmente de Yunho y eso hizo que las venas de la frente se le contrajeran. ¿Qué se traían esos dos? ¿Era peligroso seguirle el juego a pesar de que ese joven me caía realmente desagradable?

“Está bien” Fue mi respuesta atentando contra el increíble mal humor de Yunho. El cuerpo no paraba de temblar aún sin saber la razón. Como un fantasma la figura del muchacho desapareció dejándome nuevamente a solas con el moreno a mi lado. Temía por su sermón asediador así que me dediqué a incorporarme sin mirar atrás, dejándole en el olvido como debía de ser.

“¡Jaejoong! ¡¿Qué mierda fue eso?! ¡HEY!” Estaba realmente harto de que a pesar de todo se siguiera sintiendo mi dueño, eso llenaba mi alma de rencores infinitos. “¡Me escuchas?!”. Exploté.

“¿No puedo hacer otros amigos? Siempre tengo que estar pendiente de ti y las mujerzuelas con las que te diviertes o cuando te peleas con medio mundo pero nunca puedo toparme con otras personas sin que te pongas como un loco. ¡No soy tu maldita mujer Yunho! ¡Deja de ser tan hijo de puta!” Lloré. No pude evitar derrumbarme frente suyo expulsando el dolor mientras quitaba las escaras del amor corroído antes de lamerlas con pretensión desorbitante, con el gusto a hiel que hacía mucho no corría por mis labios. Esa amistad me estaba enfermando.

Acostumbrarlo a mi presencia incondicional sin esperar nada a cambio era el principal motivo de las desilusiones camaleónicas que producía el amargo dolor divino de muerte.

“Jaejoong... Yo...” Estaba mudo como una tumba. Escogió acercarse rodeando mis hombros con sus gigantes brazos para que mis lágrimas se refugiaran en su pecho orlado. Esas lágrimas desarmadas y frágiles se refugiaron en la tibieza de su cuerpo alimentando el sufrimiento. Tonto. Tonto Yunho... “Discúlpame. No se qué es lo que sucede... No lo ocultes. Sabes lo disfuncional y cabrón que soy algunas veces, pero nosotros no ocultamos nada del otro. No me gusta ese sujeto, siempre te observa de manera anormal...”Me decía aquellas palabras a medida que sus grandiosas manos no se privaban de recorrer mi espalda entumecida para calmar los sollozos que como insectos sobre la luz no hacían más que aferrarse al dolor. Un palpito frecuente se aproximaba diciendo con tono lúgubre que aquellas seguían siendo las mismas excusas que los años no podían apaciguar.

A sus ojos era el mismo frágil niño de doce años que conoció en un salón de clases.

El revés de mis puños quitaron el exceso de agua dándome ánimos para alejarme, él nunca entendería que finalmente su cercanía me produjo pánico. Porque había llegado el momento tan temido. No puedo permanecer cerca de él con estos sentimientos tan profundos y lastimeros. Voces se reían mientras me apartaba de su avasallante ternura.

Estaba a punto de cometer una locura. Debía apartarme por esa noche. Sería lo mejor para ambos.

“Solo estoy cansado... Disculpa mi reacción” Endurecí el semblante ante su modo ejemplar de no entender mi comportamiento retorcido, sus ojos demostraron algo extraño, como si la desilusión le hubiera atinado a largar secretos oscuros de su mente. Eso me confundió. “Ese chico solo quiere ser mi amigo. ¿No te parece bueno que dejemos de depender tanto del otro?
Yunho... Tenemos que dejar de ser tan egoistas con el otro.” Era como si de repente supiéramos todos nuestros secretos. Su mirada manchada con gozo y dolor de un horizonte eterno que padecía de razón mostró el disgusto con aquella respuesta, formulándome así un millón de prospectos al pleito reciente. Entendía lo que mi cabeza sufría, como si supiera intensamente que yo estaba irrevocablemente enamorado de él. Y al mismo tiempo dijera con sus orbes obscuras que no podía hacerse cargo de aquel sentimental remolino de sensaciones.

Si tuviera un puñal entre mis manos atormentadas, lo empuñaría con sorna ferviente antes de intentar clavarlo en su pecho. Que con sus sangre los dolores se esfumen de este calvario en el cual se convirtió mi corta vida. Porque en estos años tanto la desilusión como la amargura se encargaban día a día de pudrir mis dotes celestiales.

El silencio que me mataba era tan magnifico como mi belleza, tal vez un poco de su dolor lograría calmar esa furia titánica.

Era tan lindo y tan miserable al mismo tiempo por no poder tenerle junto a mí.

Con risas efímeras admitía que pensé por un instante matarlo con el mismo objeto que después enterraría en mi estómago.

El egoísmo y la demencia se gestaban justo con mi singular hermosura.

Un minúsculo temblor destituyó sus labios cerrados al moverlos para decir algo, inmediatamente se retractó, sus ojos perdieron el brillo tenaz que lo caracterizaba. ¡Mi cabeza estallaría! Mordí mi lengua colérico.

“Nunca preguntaste por mis sentimientos ... Tu lo sabes ¿verdad?” Se retorció de la impresión a mi pregunta queriendo responder, más el viento se llevó consigo esas palabras. Lo que me planteaba hace semanas daba el visto de acierto, Jung Yunho... Mi amigo... Mi hermano... La principal razón de mi vida, era un cobarde fantástico. “¿No te parece que me cansé de esta amistad?” Cuántas cosas ocultas en ese semblante pálido. No tenía argumentos para describirlo. Era como si de repente todo lo que él había construido conmigo se le estuviera escapando de las manos. La incondicionalidad, la hermandad, los secretos revelados, los algodones oxigenados sobre las heridas sangrantes, las noches en los sanatorios luego de sus brutales peleas pandilleras. Todo, él reconocía que podía perder todo en un santiamén.

Era el limite. Me cansé de observarle mientras duerme sin tener acceso a sus satisfacciones.

Miró mis ojos en eternos segundos coloquiales sin objetar a la suerte antes de apartarse de mí, él nunca bajaba de cabeza ante nadie y como una cachetada sus ojos de pronto no podían mirarme. Se fue sin detenerse, huyendo con sus miedos encerrados. Con el estruendo del portón caí en la cuenta de la terrible situación. Fue un momento de debilidad en el que le echaba en cara mis silenciosos malestares que como había comprobado, él sospechaba. Lo normal seria seguirle y simular que nada pasó como siempre.

Pero no hoy, no te seguiré.

Se rompió... El muñeco que tambaleaba en mi vientre se rompió en mil pedazos ya que todo había sido malo y peligroso. Nuestra cercanía colgaba de un péndulo fino... Andrajoso. Yunho sospechaba de mí, él lo sabía. Por ello debía cortarlo por lo sano.

Mi cofre de amor ya no aguardó abriéndose para dejarlo escapar. Y pregunté por milésima vez al cielo mientras las lágrimas se derramaban... ¿Era justo para mí? No lo era. Tomaría los nueve fantasmas de mi perdición nadando de nebulosa en nebulosa buscando a alguien más ya que Yunho no estaba dispuesto a corresponderme. La ilusión se descaró junto con la cometa olvidada en tantos universos perdida junto con la última gota caída de mis ojos sangrantes.

Junto con la lucha, mi corazón quiso dejar de latir...








Pateé el cesto de la basura frente a mí como si tuviera su rostro tallado maldiciendo con ofuscación extrema. Hace momentos atrás no hacía más que echarle a Yunho la culpa de mis malestares amorosos, todos y cada uno de ellos, luego lloré un rato para así ir contra la corriente y volver a decirle al tal DoHyun que no iría a su fiesta, que como mucho prefería volver a casa con mis padres a leer revistas y comer panecillos... A Pensar un poco más en ese chico que me pisoteaba como lo hizo con el escuálido cigarro.

Estúpido...

Las calles estaban repletas con individuos yendo y viniendo felices, cargados con bolsos de supermercado esperando apresurados el llegar a sus hogares para compartir con esas personas queridas que les estarían esperando en su lecho. Rememoré que no era tan diferente de lo que me sucedía también... Yunho podría llegar a describirse como alguien tosco, exento de toda sabiduría bondadosa sin pizcas de paciencia, agresivo como un militar, iracundo y exigente, no obstante... No todo era así, conmigo siempre fue diferente. Cuando salíamos de compras siempre esperaba a mis decisiones interminables utilizando minutos eternos antes de agraciarle con una elección concreta para mis padres o sobrinos.

Y reía ofuscado también... Pero no decía nada que me molestara.

Eso era lo que más amaba de él. Dulce y justo solo con Kim Jaejoong. Hermoso y divertido solo con Kim Jaejoong. Amable y comprensivo solo con Kim Jaejoong. El matón que caminaba tras de mí a ojos ajenos protegiendo esa frágil e intocable fachada con las manos misteriosas hasta hacerme el más débil ser. Cuando no estaba a mi alrededor algo dentro moría haciendo que los pensamientos de inseguridad retumbaran armoniosos trayendo el miedo.

Todos los cadáveres de mi amargura circulaban a través de mis ojos cuando a la lejanía, en frente del centro comercial, lo vi.

Y nunca recordé haber temblado tanto como en dicho instante carcomido. El estaba siendo el ser más insensible al atropellar mis cansinas ilusiones por enésima vez siendo estas las típicas acciones que me llenaban de odio y a pensar tal vez que ya era suficiente, que no podía dejarle pisotear mi corazón de dicha forma inmoral, quizá, haciéndolo al propósito para destruirme con efectividad como el villano al que todos veían y me engañaba con sus lagunas marrones que le brindaban paz a mis silenciosos gritos.

Estaba perplejo, con un dolor insoportable corriendo por todo mi cuerpo y las lágrimas acumulándose en mis ojos fijos en su figura que dejaba que aquella niña rubia con una magnánime apariencia le tomara del brazo cual derecho tuviera. Como si su alma dejara que los suplicios de esa rabia pudieran llegar a fundirse con su cuerpo femenino en solo una noche de placer... Desde el cielo una niebla poderosa cubrió todos mis sentidos trayendo solo un odio característico que nunca deseé mostrar, al que siempre vencí insultándolo con un amor incansable. Ese odio que conocía bien... La resignación.

Me resigné a mirarle desde las distancias infinitas...

Me resigné a juzgarle diferente de los demás...

Me resigné a intentar que sus ojos y los míos pudieran fundirse en un anhelo crepuscular...

Me resigné a compartir mi vida con la suya...

Y al llevar una mano a mi boca tapándola para evitar que saliera el contenido de mi estómago por ella noté el pulso acelerarse como un motor junto con las ganas inmensas de saltar sobre esa mujer que me quitaba lo que por derecho me pertenecía. Sacándole sus ojos claros, arañándole el lindo rostro de princesa. Y Yunho... A él le despojaría de todas sus extremidades para que sintiera un poco del dolor que me estremecía la piel casi muerta al observarle desde la distancia con su complejo de casanova.

Las piernas comenzaron a moverse solas cuando mi mente fue manipulada por una fuerza superior y extraña. El puño afilado para el combate, las pupilas dilatadas en amargura, la ira gritando con desesperación por la garganta muda y reseca y todas las esperanzas existentes enterradas en el abismo sin retorno del mal. Así fui a a su encuentro cruzando las calles desprevenido sin reparar en las personas que me miraban con extrañes, en mi cerebro solo circulaba la imagen de Yunho, el momento cuando lo vi por primera vez, la primera golpiza, el entendimiento, su primer llanto frente a mí y la primer promesa de particular desenfado... Todo, yo mataría el lazo que nos unió por años para liberarme de esas cadenas espinosas que rodeaban mi cuna de inocencia.

Ni siquiera pensé cuando mi puño se estrelló en un costado de su mandíbula con bronca infinita, la fuerza que el odio me brindó hizo estragos en su rostro lleno de hermosura; cuando la mujerzuela cayó a un costado me abalancé sobre el inerte cuerpo moreno que me miraba estupefacto cubriéndose de mi anatomía voraz. La confusión de todo aquello le impedía defenderse y muy en el fondo le agradecí ya que no tenía oportunidades contra su fuerza.

Jung Yunho no caía en cuenta de que ése que le propinaba golpes duros y certeros era su mejor amigo. La persona que confesado por sus propios labios era la más importante en su mundo vil y agresivo.

Pero yo te amo tanto... Tu me condujiste a la locura.

La gente formó una ronda a nuestro alrededor sin interponerse, nadie lo ayudaba en ese momento y tampoco se atreverían a ayudarme a mí cuando sus puños se cansaran y rompieran mi cuerpo en pedazos.

“¡Jaejoong!” Gritó mas asustado que furioso. ¿Quién le explicaría? Mi suerte, mis temores y mis amarguras ya no encontraban retorno. El propósito seguía siendo acabar con ese capitulo turbio, Su amistad que pudría mi alma pura. “¡Tranquilizate!” En ese instante sentí un retorcijón en el centro del estómago, él nunca me hubiera echo daño pero sus puños seguían siendo más fuertes que los míos. Caí a un lado retorciéndome de dolor profundo pero cuando por el rabillo del ojo vi el terror ocupando sus facciones y quiso acercarse para disculparse me aparté de inmediato.

“¡No me toques!” Miré directo a sus ojos asustados y eso le rompió el alma en muchos pedazos desiguales. Le demostraría que también podía dañarlo obligándole a probar el barro que yo consumía. Noté a la mujer incorporándose en su dirección pero ni siquiera la registró, el odio profundo largó toda la maleza de mi boca mientras me miraba entre la confusión desmedida al aproximarse a mi cuerpo recostado en la pared. “!No quiero que vuelvas a acercarte bastardo! Se terminó... !Sal de mi maldita vida de una vez por todas!” Me dolió más a mí que a él pero no pude callar mi boca que escupía todo de una manera espantosa... Y entonces algo sucedió de pronto... Por fin noté algo en su mirada...

El enojo de su mirada penetrando la mía.

“¡¿Que te sucede?! ¡Cómo se te ocurre hacer esto en publico Jaejoong!” Se abalanzó agarrando mis brazos inmóviles mientras obligaba a incorporarme. Todas las personas murmuraban palabras confusas pero solo me podía perder en el miedo que su semblante me produjo.

Oh... Ese era el Yunho que nunca conocí... El iba a comerme vivo.

Comenzó a casi arrastrarme por las calles que luego de pasadas las seis comenzaron a recibir el manto oscuro del cielo apremiando a la noche que se acercaba con esmero. Traté de zafarme pero sus musculosos brazos impedían mi cometido. Las fracciones de segundos entre gritos ahuyentados y bocinazos de los automóviles al comprobar que algo no andaba bien provocaron que todo transcurriera en moción lenta. Mis ojos se perdieron en su espalda barroca y los bellos en su nuca que como nunca, estaban erizados. Tragué saliva.

Me tiró como a un perro contra una pared que no conocí, estábamos alejados, el ajetreo de la ciudad parecía resonar en la periferia y al revirar los ojos en la oscuridad de aquel callejón me sentí atrapado como un canario indefenso. Le enfrenté con temor pero esos ojos caninos ya no querían mirarme, era como si en pocos segundos hubiera entrado en pánico para deshacerse de la poca humanidad que quedaba en sus recovecos. En solo el transcurso de el día mi cuerpo fue atormentado por un montón de sensaciones descabelladas.

Alguien divino estaba confabulando en mi contra.

Sentí como sus dedos agarraron con fuerza mis cabellos desde la raíz para tirarlos hacia abajo con malicia, me invadieron enormes ganas de llorar pero ya lloré demasiado por el hombre frente mío. Le miré desafiante haciendo que la ira inmaculada golpeara tiritante sus orbes de lienzo marrón provocando que el tiempo se detuviera en la inestable atmósfera. Nunca tuve tantos deseos de querer huir... La hiel saliente de mi hígado quemaba en la garganta. Esa asquerosa sensación sinónimo de cobardía por lo que había provocado. “A-ah... Duele” No encontraba respuestas en esos ojos atormentados que parecían querer devorarme, estaba soportando un infierno para que todo acabara de una vez. “Lastímame Yunho... Terminemos con todo esto...” Sentí su agarre pronunciado pero las venas en sus sienes mostraban que algo se lo impedía... El era propenso a la violencia así que comprendí lo mucho que se estaba conteniendo para no matarme. Yo le ayudaría con mis palabras escondidas y putrefactas.”Ya... Ya no quiero mirarte mas... Acaba con lo que siento y conviérteme en un hombre... ¿Sábes por qué? ¡La marica frente tuyo te ama!” Y lloré como no recordaba sin poder mantener abiertos los ojos ante la destrucción de mi corazón. La derrota creando una grieta monstruosa que martirizaba cada uno de mis penares brumosos.

“Callate... Callate... ¡Cierra la puta boca!” Una cachetada perforó hasta el centro de desolación, entre los dientes se empezaba a disolver un gusto diferente y repulsivo que nunca había probado... Me daba muchas arcadas. Yo lo entendí, al fin sabía lo que sentía Yunho en todo momento...

El no quería admitir lo que sentía por mí.

“Me pegaste... ¡Te atreviste a pegarme!” La cólera subió a niveles insospechados, no quise perdonarle, necesitaba ver dolor perfilando en todo su ser, desde su pecho estrujado entre mis dedos hasta sus boca muerta con mis palabras. Sentí deseos de ahorcarlo. El convirtió mi transparente alma en un oasis de rupturas.

“Lo siento, perdoname... Jae... Tu me obligaste, tu te volviste loco. Yo solo...” Estaba rogando que me detuviera, suplicaba que no le orille a decir algo que no deseaba porque al tosco Yunho nadie podría obligarlo, ni siquiera yo. Escupí sangre en su camisa destapando los últimos huecos que faltaban liberar. Todo estará acabado mi amor y mañana seremos extraños.

“¡Dilo! Di que me odias para irme a otros brazos. Buscar un corazón sincero. ¡No un cobarde como tu que se folla una prostituta pensando en mí!” Esa pasada extremidad se estrelló en un costado de mi rostro como un yunque. Vi estrellas ambulantes tan rápido como una ráfaga cenital. Me dio vuelta la cara de un golpe y aun así no volví a mirarlo. Me aterró admitir que el pánico se hizo del espíritu luchador al ver su esencia violenta y psicótica ser utilizada en mi débil figura que como muchas veces atrás dijo, se parecía a la de un durazno en estación.

Yo temblaba inhalando oxigeno para calmar los latidos en mi pecho, asustado al saber que mis bellos labios sangraban demasiado. El sonido de su respiración agitada, las ratas huyendo por los rincones y las gotas de sangre cantando al son del soplo del cierzo hicieron crujir mis huesos.

No era un film romántico...

“¡¿Te gusta?! ¡¿Estás satisfecho?! Deja de querer entregarte a un canalla impulsivo... Un aspirante a psicópata... Tú no debes amarme. Me niego a arruinarte. ¡Entiéndelo de una vez! “ Estridente como un rayo mis sensaciones se descompusieron ante la declaración aterradora, romántica y lúgubre... Como una novela shakesperiana. Mi corazón comenzó a latir fugazmente. Parecía flotar ante su agarre intenso. Nos miramos verdaderamente por primera vez en mucho tiempo transmitiendo tantas melodías diferentes que cantaban junto a la tristeza deambulante de esa amistad tan hermosa como corrosiva.

Levanté en silencio una de mis manos para tocarlo, suave... Silencioso como la caricia de un bebe sintiendo de nuevo ese calor abrasador que me convertía en un polizón. La electricidad estática paseando por los dedos helados al rozar sus mejillas, regalándome inconsciente un suspiro ensordecedor que alivianaba como un prisma todo aquel dolor que nos causamos. Estábamos muriendo ante las miradas asustadizas.

“No me importa...” El vaho se perdió entre la cercanía de nuestros rostros mientras su semblante se templaba adivinando mis testarudas palabras características. Yunho era como un oráculo que sabía todo de mí, incluso lo que mis labios estaban a punto de formular. “No aguanto más esta situación. Incluso si fueras un criminal te seguiría... Si fueras un psicópata te seguiría... Si fueras un asesino te seguiría...” No pudo apartar la mirada de mis labios procesando cada una de las estrofas, mi caricia le tranquilizaba pero también le asustaba. Sus ojos hacían que mi sangre fluyera con ligereza. “Siempre supe como controlar mis emociones, sin embargo... Llegué a mi limite. Soy un enfermo de tu amor Jung Yunho.” No dijo nada, todo en mí le demostró que sería así indiscriminadamente, mis labios sangrantes, mis ojos acuosos y la frialdad de mis manos sobre su piel.

Titubeó antes de que su agarre se intensificara juntando nuestras frentes viendo la reducción de la cercanía. Ese era el momento que esperé desde que le conocí y porque no quería dejarle toda la culpa de ese bochorno choqué ambas bocas en un acoplamiento que me supo a gloria.

No pude describirlo.

Sus labios se tiñeron con el enardecedor color rojo de la sangre que ahora era compartida. No se apartó, solo suspiraba resignado comenzando con una danza añorada que me dejó moribundo. Si sus golpes no habían logrado matarme ese beso lo haría. Estaba tan feliz al sentirme envuelto con sus brazos inmortalizados en una fuerza sobrehumana; era como si los eslabones de las cadenas que ataban sus latentes principios se estuvieran desprendiendo como la coraza en su interior, esa donde quería ocultar sus deseos prohibidos.

Recorrí vestido de parsimonia esa amplia espalda acalorada aún entre los soplos del gélido invierno eliminando el escozor de mi cuerpo no obstante obligó a quitar mis manos estrellándolas contra la pared junto a mi cabeza; la presión tanto en mis muñecas como sobre mis labios era tan gloriosa que la conciencia necesitaba escapar de mí. Yunho era como una bestia salvaje. Me enloqueció.

Esas manos me estrujaban transmitiendo un estrépito que paralizó mis sentidos, perdiéndome cuando esa lengua voraz y adictiva lamió la sangre de mis costados con hambre y locura sintiendo su respiración entrecortada, ambos perdimos el control.

Me besaba como si mañana acabara su vida. Reí entre sus gemidos del puro placer.

El aire no llegaba con facilidad a mis órganos más no permití que aquello acabara tan rápido, me negaba a ser el culpable de matar un momento maravilloso. El mejor de toda mi vida. Y así una ráfaga de visiones incorregibles desfiló delante de mis ojos cerrados... Ya no pude escuchar los sonidos provenientes de él al besarme.

Recordé todo lo vivido a medida que la tierra me consumía diciendo libremente que me sentí pleno y feliz. Por sí solas las lágrimas fluyeron como corcel enardecido despechando una a una las fusiones desmembradas de un altanero martirio. El que yo viví sin poder libremente abrir la caja que los contenía.

“No llores más...” Al separarse dedicó un momento eterno en apartar el agua que se escarchaba al nacer en la superficie de mi rostro entumecido y maltratado. Se mantuvo firme mostrando que le costaba apartarse del calor de mi cuerpo.

“Por favor Yunho... No regreses a ella ni a nadie... Quédate aquí conmigo... Bésame de nuevo...” Quemé su mirada con la mía suplicando entendimiento. “Si no estás dispuesto a hacerte cargo de mis sentimientos me alejaré... No permitiré que sigas destruyéndome...” Le observé en silencio analizando todas las emociones que parecían correr por su rostro, esperando esa respuesta ansiada que aliviaría todos mis males internos pero de un instante a otro sus manos me dejaron y un suspiro quejumbroso salir de sus labios me perforó la moral.

A mi alrededor todo comenzó a moverse con lentitud y elegancia.

“No regreses esta noche Jaejoong... No lo hagas.” Sentenció amarga y escuetamente antes de que todo se fracturara. El era todo lo que los demás decían.

Un bastardo.

No le importaba matarme ni que muriera en la tristeza medieval de mis horas de anhelo, no se haría cargo de nuestros sentimientos y como me dejó claro... Olvidaría todo lo sucedido al estar revolcándose con aquella rubia tal vez sobre mis sabanas con aroma a jazmín y nardo.

Eres demasiado injusto. Muérete...

El entierro de ese joven infeliz llamado Kim Jaejoong se estipularía de entre los purgados; aquella sombra siniestra que sumió en mis ojos tomó posesión de la conciencia al mirarle con un rencor sin precedentes al compás de sus avellanados y brillantes ojos que me observaban tratando de acercarse nuevamente a mi cuerpo. Un empujón gritó en el silencio moviendo las partículas de la helada perturbadora de marzo que con mi emoción destruida y precipitada acompañaron la última lágrima que moría en mi mejilla ardiente.

“No me toques.” Mordió los labios apartando sus ojos. El estaba triste pero no me importó. Era un maldito hijo de puta que no merecía ese perfecto amor incondicional que le profesaba. Me observó marchar sin correr tras esa ultima esperanza que aún guardaba recelosa.

Forcé una sonrisa amarga porque nada mas llegó, la cruda congoja solo me perseguía para mofarse de mis estúpidos sentimientos hacia aquel hombre que quedó en el callejón harapiento donde un beso almizclado selló el principio y el fin de toda mi ruina. Caminé despacio junto con todas esas personas en las calles riéndose de mí, observándome con aquel deje de muerte en el semblante, el alma rota, las ilusiones destrozadas y la funesta desolación de un adolescente lastimado profundamente.

El soplo de la noche golpeó contra mi piel reseca que sufría a través de las lágrimas secas así que decidí volver a los dormitorios que ya no me eran tan apreciados, ya no parecían familiares. Los pasillos largos dibujaban brutalidades a mi paso de avance y aunque traté de leerlas en el fondo sabía lo que decían. Escapa. Huye. Olvidate de él. Toma tus cosas y elije otro camino donde sus huellas no permanezcan gravadas.

El mismo dolor me imploraba dejarle en paz por ultima vez y dentro de mi pecho se refugiaron muchísimas ganas de gritar un sin fin de cosas maquiavelistas.

Sepúltame. Sepúltame.

Al chocar con la puerta correcta observé una nota pegada en ella que pertenecía a aquel chico del cual no recordaba ni siquiera el nombre seguido de un ruido característico proveniente de mi celular. En la pantalla vi su nombre, era Yunho. Y era como si los astros estuvieran marcando el camino correcto. Mi referente.

La vida se pintaba negra así que tal vez y solo tal vez ese color se borraría un poco luego de aquella noche.

O se oscurecería aún más... Pero mis memorias fracturadas solo querían encontrar una forma fácil de olvidarme de él.

Era el momento de dejar de ser un idiota inmaculado.

Vas a Arrepentirte Yunho.






¡Extrañaba tanto escribir! La verdad es que pasaron muchos años y estoy algo oxidada así que sinceramente esperare sus comentarios a ver que les pareció :) 
El fanfic ya lo tengo terminado pero lo publicare en tres partes porque quedo muy largo. En los siguientes dias estaré publicandolo por completo. 
Espero conocer nuevas lectoras que disfruten de mis historias. Hasta luego... 

Mirai




14 comentarios:

Unknown dijo...

ahhhh!!! estupido yunho te arrepentiras por haber despreciado a jae te hara pagar por tu error xD lastima los dos se lastimaran pero ese amor masoquista que se tienen los caracterizan >< wooow!!! escribes de maravilla me gusto muchas gracias!! y estare ansiosa esperando los sig cap esta interesante!

MARIA DEL ROSARIO PEREZ CARDONA dijo...

Waaaaaaa amo tu narrativaaaaa

Me encanta las personalidades que les has otorgado a cada uno y pues yo solo se que yunho se arrepentiraaa!

Por alejar al único ser que lo ama realmente!

Jae merece toda la felicidad del mundo y aunque ambos se las timaron el mas cobarde es yunho por no aceptar lo que siente....


Continua pronto!!!!!!

KimJae dijo...

Me encanta como escribes, todo, es una genialidad, es tan intenso esta historia, no puedo esperar para saber que pasara, argh, es que a yunho me dan ganas de agarrarlo a golpes y hacerlo reaccionar, le corresponde al beso y luego como si nada, bien se ha buscado todo lo que jae le haga, el quien siempre a estado a su lado, es algo enfermiza su relación pero ambos se complementan de una u otra forma, los miedos de yunho pueden mas que sus sentimientos, es una pena que en su cobardía termine lastimando a jae,el ver lo mal que la pasa, el como se siente al amar a alguien quien lo rechaza, que triste y que coraje! Bueno reitero,me encanta como escribes, la historia, la trama, esta de mas decir que estare esperando y espero con ansías por los siguientes capítulos, gracias por compartir! ^^

lizYJ dijo...

Omg..Omg. .que paso aquí T0T que me perdii?? Que paso con la historia hermosa? Con su amor perfecto. ??? No entiende nada~~u.u porque Yunho actua de esa manera que ya ni son novios? Donde esta ese viaje de solo tranquilidad y amor? ???
mejores amigos? ?
padres??
Yunho con otras ??
que pasoooo no podesss TT0TT espero entender un poco mas con los siguientes caps. O leerme este una vez más realmente no creí que actualizarias :) aunque me dejaste un poco confundida
bueno esperare la conti ;)


Pdt (por favor por favor por favor que jae no se acueste con otros T0T ) ohh~~ Yunho maldito hijo dpt>. <*

Mirai❤ dijo...

Corazhon creo que te equivocaste, esta es una historia nueva que ya termine y la continuación de paradox la colare luego :) gracias... Todas sus palabras me hacen muy feliz ^^

Unknown dijo...

Wuaaa quiero continuación q__q .....esta súper interesante ..pobre jae ..quiero ver que yunho se de cuenta de lo que se perdió ... por favor continualo pronto ^_^

lizYJ dijo...

Jahshss ok je je je casi caigo en la depre creí que era la continuación de paradox .... creo que la emoción pudo mas que yo xD
Lo leere otra vez

Unknown dijo...

primero debo decirlo.... escribes de MARAVILLA... la trama fue tan masoquista... y dolorosa.. se aman pero se odian... no admiten sus sentimientos y prefieren sufrir en silencio... fue increible.. en serio~

Gaby Kim Jung dijo...

Me encantó, es primera vez que leo algo tuyo y me llegó demasiado, publica la continuación pronto, aunque creo saber hacia donde va y mas ansias de leerla me dan, si amo el drama y el angst y al YunJae, gracias por escribir.

Laura Campos García dijo...

Un amor incondicional del tantos años, donde Jae le entrego todo al igual que Yunho le fue incondicional, pero en el amor no, ya que Yunho aunque ama a Jae no acepta lo que es, prefiere acostarse con cualquier mujer que llegar hacerlo con Jae, y aunque se ve que lo ama prefiere perderlo antes de ceder.
Jae el no merece que lo ames pero tampoco cometas una locura por vengarte de él, primero estas tú y no porque te vayas con cualquiera vas a lograr lo que quieres, tal vez lo hagas sentir de lo peor, el problema es que tú te vas a sentir igual. Gracias http://img685.imageshack.us/img685/4710/bear6.gif

Mirai❤ dijo...

Gracias por los Hermosos Comentarios ^^
Subire la continuacion pronto :l

Unknown dijo...

hola :i me encanto , :j estoy muy ansiosa por saber que pasara :n
bye sube pronto la continuacion <3

abi jaejoong dijo...

despues de mucho tiempo es que visito tu blog, aún no supero Paradox y sigo esperando su continuación �� pero llego y me topo con esta historia que me atrapo de inmediato, asi que corro a leer el otro capitulo
y espero que sigas compartiendo más historias con todas las que esperamos por ti ��

Paola dijo...

Ay me gusto aunque senti horrible que yunho no aceptara a jae porque tiene que ser asi.

:a   :b   :c   :d   :e   :f   :g   :h   :i   :j   :k   :l   :m   :n   :o